Cada 27 de abril, se celebra el “Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido”, hace más de 20 años. Sin duda, este 27 de abril es distinto para el mundo entero. Hemos sido testigos como las condiciones ambientales, se han visto “mejoradas”, debido al confinamiento que vivimos en tantas ciudades del mundo; un aire más limpio, menos congestión vehicular, mayor visibilidad de los hermosos monumentos históricos, que en condiciones normales, el smog no permite ver con nitidez. Si hablamos de contaminación acústica, también sacamos cuentas alegres, el ruido, gracias al bajo flujo de locomoción, personas en sus casas, comercio cerrado en su mayoría, también se ha visto disminuido; dando paso a un ambiente ideal para disfrutar al aire libre en familia, aunque hoy, no podamos hacerlo y tengamos que conformarnos, apreciándolo a través de una ventana.
CONCIENCIA DEL RUIDO Y RESPETO A LOS DEMÁS:
Pero el ruido, ¿es solamente el de la locomoción colectiva?, ¿es solamente el de la construcción? O ¿de la maquinaria industrial? En resumen, ¿solo la exposición a esas situaciones nos puede causar daño auditivo? Claramente la respuesta es NO.
Tenemos tantos ambientes ruidosos como podamos imaginar, y no solo van a afectar a nuestra audición desde el punto de vista orgánico, que por supuesto, va a interferir en la comunicación; también se debe hacer referencia al factor psicológico asociado a dicha pérdida auditiva. En el escenario actual, y uniendo los puntos anteriores, no puedo dejar de pensar en el ambiente que se vive (por parte de los profesionales, trabajadores y usuarios) en los centros de salud, hospitales, clínicas, ambulancias, en el ruido de las máquinas de las unidades de cuidados intensivos, el ruido de la sala de espera en urgencias, el ruido en el sistema sanitario en general. Sistema que muchas veces por culpa de nuestro egoísmo y poco respeto por el otro, nos hace sentir violentados por una simple señalética, pegada en un frío muro, que nos dice “SILENCIO POR FAVOR”. El respetar el espacio de los demás, no habla solamente de un aspecto físico y mantener una distancia social adecuada al contexto, también podemos hacer sentir infinitamente incomodas a las personas que solo buscan ejercer su derecho a estar en un momento de silencio y calma, más aún, en el ambiente tremendamente enrarecido que nos toca vivir hoy.
ACTUALIDAD Y AMENAZAS A LA AUDICIÓN:
Sabemos que la pérdida de audición no radica solamente en el hecho de envejecer, y que muchas veces la falta de cuidado viene de nosotros mismos, generalmente por desconocimiento y falta de concienciación. Es así, como vemos que una de las mayores amenazas para salud auditiva de la población en general, es la exposición a ambientes ruidosos, y no solo a los ruidos que nos parecen molestos o desagradables, que por cierto, para cada persona son muy fáciles de identificar, sino que más bien, hago referencia directa al ruido recreacional, que a la mayoría nos acompaña gran parte del día, en ocasiones de tristeza y soledad o de alegría y celebración, como es el escuchar música, a alta intensidad, con audífonos.
Un acto que pareciera tan inofensivo y tan común, es el causante de pérdidas auditivas cada vez más tempranas, cada vez más importantes. El llamado es a cuidarnos para cuidar a los demás, si bien, el uso de audífonos daña la salud de la persona que los usa, es momento de tomar conciencia, la audición nos conecta con las personas, sabemos que no se recupera y que sus daños son acumulativos en el tiempo. Si queremos gozar de un envejecimiento saludable, debemos considerar que las relaciones sociales son parte de este y que al no tomar medidas tempranamente, en un futuro, la comunicación fluida en reuniones sociales, será un privilegio de pocos.
Pablo Carrasco Alarcón.
Fonoaudiólogo
Magíster en Audiología
Académico Carrera de Fonoaudiología UC Temuco.